Marzo 18, 2023
Opinión

Las incertidumbres financieras globales “nublan” la perspectiva del mercado granario.

Diego de la Puente

La pregunta resuena y hasta con cierto grado de asombro por parte de los productores agropecuarios en nuestro país. ¿Acaso el mercado internacional no se está dando cuenta del desastre productivo que hay en la Argentina? Y si bien resulta atendible y entendible, hay ciertas cuestiones que hay que tener bien presente. En primer lugar y desde el punto de vista estrictamente técnico, el análisis del mercado (particularmente en el caso de la soja), ha cambiado en los últimos años. Al respecto, en la campaña 2018/19 Brasil representaba algo más del 30% de la producción mundial. Hoy, en cambio, supera el 40%. Argentina, por su parte pasó del 14% al 8.8%, si tomamos los últimos datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés). Aunque claramente estos guarismos están tomados en un año particularmente malo desde el punto de vista productivo. Pero está claro que nuestro vecino concentra una porción cada vez mayor de la producción y del comercio mundial de la oleaginosa. Y, este año, ellos tienen una cosecha récord.

 

En el caso del maíz, la situación es diferente y resulta mucho más equilibrada. Pero es aquí donde las cuestiones exógenas a nuestro mercado distorsionan la realidad del mismo. En este sentido, lo que viene ocurriendo con la economía mundial y particularmente con la estadounidense, tiene un peso especifico importante a la hora de definir escenarios de precios. Las subas en las tasas de interés efectivizadas por la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED por sus siglas en inglés), fueron erosionando las cuentas de algunas entidades financieras en los últimos tiempos, que culminan con lo acontecido esta semana con algunos Bancos estadounidenses que se está extendiendo a Europa. Desde el inicio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, pasando por la pandemia y la invasión rusa sobre Ucrania, los cambios se han precipitado aceleradamente y, adaptarse, no resulta fácil para todo el mundo.

 

Pero una cosa es cierta. El capital sigue siendo el activo más “cobarde” que hay sobre la faz de la tierra y el primero en retirarse sin pedir permiso. En ese contexto, los Fondos de Inversión en Chicago fueron activos vendedores de posiciones previamente compradas. Cuando las perdidas en los mercados financieros son importantes y se dan sin previo aviso, estos actores especulativos comienzan a “liquidar” posiciones ganadoras en otros mercados para poder cubrir las perdidas. Adicionalmente, tratan de buscar refugio en activos más seguros como son los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, dólar y oro. La consecuencia “momentánea” resulta en la baja de los precios de los granos en Chicago (como así también en otros mercados). Resulta interesante, en tal sentido, recordar lo ocurrido en 2008. En ese entonces la soja en Chicago cotizaba en 600 dólares por tonelada y el maíz en el orden de los 300. Cuando se inicia -la que posteriormente sería la crisis de las hipotecas subprime- la caída en los precios fue violenta. Solo resta esperar a ver si esta situación financiera que atraviesa el mundo corre riesgo de hacerse sistémica o va a ser contenida, para ver cuán “momentánea” puede ser…