Agosto 13, 2025
Visión

“La productividad será la clave”: un economista alertó sobre la volatilidad histórica del país y señaló que la demanda insatisfecha de alimentos está en África

ROSARIO.– En un contexto de alta incertidumbre global y con la Argentina atravesando un cambio de escenario económico, Fernando Marengo, economista jefe de la consultora Black TORO, ofreció una radiografía completa del presente y una mirada hacia el futuro del mercado de alimentos. Lo hizo durante el encuentro Experiencia IDEA Rosario, bajo el lema “Desafíos hoy, productividad y eficiencia, camino al Coloquio”.

En el panel “Productividad como rumbo, el desafío de dejar atrás la inflación”, Marengo abrió el debate y situó a la Argentina en el marco internacional. “El mundo va a crecer un poco menos, la tasa de interés va a ser alta en las economías desarrolladas, entonces va a haber menos flujo de capital”, explicó, antes de introducirse en el comportamiento de los precios de las materias primas.

El economista describió cómo la producción mundial de granos se triplicó desde la década del 70 hasta la actualidad, manteniendo prácticamente estable la superficie sembrada. “La respuesta es la productividad”, remarcó, en contraposición a las predicciones de escasez de alimentos que siglos atrás vaticinó Thomas Malthus.

Según detalló, la tendencia de precios de commodities agrícolas ajustados por inflación muestra una baja sostenida en productos como la soja, el maíz y el arroz. “El precio de la soja, a valores constantes, supo estar en 70 (índice) y hoy está en 40; esa caída es estructural”, explicó.

Señaló que la clave para la demanda futura está en los países con población creciente y con déficit calórico. “Se proyecta un crecimiento de la población mundial más o menos de 0,7 promedio por año, menos del 1% por año, donde los países menos desarrollados con una población creciendo al 2% anual; los de ingresos bajos y medio, un crecimiento un poco más del 1% anual y; los países desarrollados, con una población básicamente estancada. El mundo va a crecer, pero esta división por nivel de ingreso no es caprichosa y donde está la demanda insatisfecha es además la región del mundo en la que más va a crecer la población”, afirmó y apuntó especialmente a África, aunque advirtió que “el desafío institucional en esa región es fenomenal”.

Para el economista, la oportunidad está en identificar estos mercados y canalizar hacia allí no solo la producción, sino también los ahorros globales, dado que los países desarrollados envejecen y necesitan prestar a naciones jóvenes.

Al pasar al análisis de la Argentina, Marengo mostró un “electrocardiograma” de 124 años del PBI nacional. “Somos un país con mucha volatilidad, que probó de todo: abrimos la economía, la cerramos, fijamos el tipo de cambio, lo liberamos, pusimos banda cambiaria, tuvimos gobiernos democráticos, dictadura, democracia de derecha, de centro, y lo único recurrente es la volatilidad", señaló. Y como corolario de todo, dijo que “cada vez crece menos”. Para el experto, detrás de esa volatilidad está “la madre de todos los problemas: el déficit fiscal; tenemos una compulsión a gastar de más”.

Destacó que el actual Gobierno puso dos anclas: la fiscal y la cambiaria. “No solo eliminó el déficit y pasó a superávit, sino que bajó retenciones, eliminó el impuesto PAIS y aumentó el gasto social y jubilaciones por encima de la inflación, manteniendo el equilibrio. Un logro inédito en la historia argentina”, subrayó.

En materia cambiaria, explicó que la unificación del tipo de cambio y la desaparición de la brecha “muestra que no hay demanda insatisfecha de dólares”, aunque admitió que la flexibilización posterior generó nuevas presiones en el mercado que rompió esa brecha angosta. “Un paso adelante”, definió.

El objetivo central del presidente Milei, recordó, es bajar la inflación, y en ese punto reconoció que se logró una desaceleración significativa desde diciembre de 2023. “En abril de este año, la Argentina produjo más bienes y servicios que nunca en su historia”, puntualizó, aunque con disparidades sectoriales, heterogénea (mal en el sector de la construcción, pero muy bien en el energético).

Sin embargo, advirtió sobre un cambio estructural que desafía a las empresas. “En una economía con inflación alta, el principal gerente era el financiero. Cuando baja la inflación y desaparecen los beneficios de la brecha cambiaria y las licuaciones, lo que queda es la productividad”, afirmó.

En ese sentido, consideró clave que las compañías se preparen para competir en un entorno donde la rentabilidad ya no provenga de ventajas financieras coyunturales. “El negocio real va a ser la mejora de la eficiencia”, dijo.

También alertó que, a nivel global, la incertidumbre está en niveles récord. “Nunca estuvo tan alta como ahora, ni siquiera durante la pandemia”, indicó y mencionó a las tensiones comerciales, disputas arancelarias y desequilibrios externos en economías centrales como Estados Unidos.

Marengo cerró su presentación con el planteo del “dilema del prisionero” para el empresariado argentino: invertir o no invertir frente a un programa económico que puede funcionar o fracasar. “Cada uno tiene que asignar una probabilidad y decidir cuánto arriesgar; el costo de esperar puede ser perder mercado”, sostuvo.

En la apertura del evento, Lisandro Rosental, presidente de IDEA Rosario y titular de Rosental Inversiones, llamó a construir una visión común. “El sector empresario, el sector público y los organismos tenemos que trabajar juntos para lograr consensos y planes de mediano y largo plazo”, afirmó.

Resaltó que la región cuenta con “una riqueza productiva enorme” y que el contexto macroeconómico muestra señales alentadoras como la reducción de la inflación y la baja de impuestos a la exportación. “Tenemos todo para dar; el desafío es encuadrar todas las variables y armar un escenario común”, dijo.

Para Rosental, la meta es que el intercambio en foros como IDEA sea “un proceso enriquecedor” que derive en propuestas concretas. “Estamos en el mismo barco; tenemos que lograr una estructura duradera que nos lleve a un mejor lugar”, concluyó.

Fuente: 
La Nación - Mariana Reinke