Agosto 3, 2020
Opinión

El tiempo de las Coberturas con Estrategias Flexibles

Diego de la Puente

Todos saben que la producción agrícola es un negocio de alto riesgo. Su característica principal de ser efectuada a “cielo abierto”, la posiciona como una actividad no apta para cardíacos. Ahora bien, esa poca aversión al riesgo que tienen los productores agropecuarios cada vez que “entierran” una semilla en el suelo, los enfrenta también a la enorme volatilidad de los precios. Sin embargo, no siempre (yo diría que casi nunca) un fracaso productivo es compensado perfectamente por la suba en las cotizaciones. Es ahí en donde la matriz del negocio se divide en dos tipos de riesgos, que si bien están relacionadas, no siempre se nivelan. El hecho que un país no sea lo suficiente determinante en el comercio mundial de un producto, o que el clima no afecte siempre sobre vastas zonas geográficas, puede generar que un “traspié” en los rendimientos proyectados, no sea compensado por una suba de los valores y, por consiguiente, el problema se duplica. Por tal motivo, en repetidas veces y desde nuestro ámbito de trabajo se dice: “Allí donde hay rentabilidad, resulta necesario capturarla”

La complejidad que vive la plaza mundial en general y la de granos en particular, hace que esta frase tenga hoy mucho más sentido. Es que son tantas las variables que hay en juego, que analizar el mercado se ha vuelto en la actualidad un trabajo constante, con resultados inciertos. Por ejemplo y más allá de los “fundamentos” que cada mercado pueda exhibir, existen ciertas características macroeconómicas que los afectan a todos por igual. Al respecto, la reciente baja que refleja el Índice Dólar a nivel mundial, sin lugar a dudas podría ser una buena noticia para la cotización de los granos, si esta tendencia se mantiene. La baja del Dólar pone a los productos que cotizan en esa moneda mucho más competitivos para otros países, pudiendo generar un aumento de la demanda o bien, acelerarla. Teniendo en cuenta lo antedicho, es que hay grandes fondos de inversión que comienzan a observar “con cariño” la posibilidad de ingresar nuevamente en estos productos, luego de ir disminuyendo su participación desde mediados de 2010 a la actualidad. En esos momentos, la posición sumada de estos actores especulativos entre soja, maíz y trigo en Chicago y en Kansas ascendía a los 50/60 billones de dólares, llegando a techos de casi 70 billones a mediados de 2012 con la gran sequía que tuvo Estados Unidos. Por supuesto que este es un ejemplo de los muchos factores que están incidiendo en la formación de los precios de los granos, e intentar trazar un paralelismo de aquel entonces con el presente, puede llevar a grandes confusiones (sobre todo si se tiene en cuenta que los principales cereales y oleaginosas se ubicaron en precios históricamente elevados). Simplemente, se trata de identificar circunstancias de forma tal de hacer un seguimiento minucioso sobre el tema en un futuro próximo. Por otra parte, tampoco debemos olvidar que a las consabidas cuestiones vinculadas al Covid 19 y a los “tires y aflojes” entre la Casa Blanca y Beijing, el 3 de noviembre próximo habrá elecciones en Estados Unidos con encuestas que -por el momento- no resultan muy favorables para el actual Presidente estadounidense.  

Toda esta suma de factores y variables son las que pueden incrementar de manera exponencial la volatilidad de las cotizaciones, en un sentido o en otro. Por tal motivo y en un año tan especial, priorizar la rentabilidad del negocio pasa a ser una cuestión primordial. Y, en todo caso, que la flexibilidad en las estrategias comerciales adoptadas, sea la que -eventualmente- genere el plus…