Octubre 6, 2021
Lo que pasa en el sector
Nefasto intervencionismo

El gobierno anticipa que regulará las exportaciones de trigo, maíz y carne, tres productos considerados como “bienes culturales” de todos los argentinos

El ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, amparándose en ese instrumento, solía frenar las exportaciones para sobresaturar la oferta de productos agroindustrailes en el mercado interno y de ese modo forzar una baja de los precios con el propósito, según afirmaba, de defender la llamada “mesa de los argentinos”.

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Bichos de Campo

El fortalecido ministro de Agricultura, Julián Domínguez, anticipó, durante la presentación del proyecto de ley de “Fomento Agroindustrial”, que el gobierno no descarta nuevas intervenciones en los mercados de trigo, maíz y carne vacuna, ya que considera que esos tres productos son “bienes culturales” de los argentinos y por lo tanto el país no debe quedar desabastecido de los mismos.

A su lado estaba el presidente Alberto Fernández pero también la vicepresidenta Cristina Kirchner, que no lo detuvieron ni lo frenaron cuando Domínguez -quien ya fue ministro tras la época más dura de conflicto entre el agro y el kirchnerismo- decía lo que decía. Los bloqueos a las exportaciones de carne fueron una constante entre 2006 y 2015, a través de los “ROE Rojo”. En tanto, desde 2008 también se montaron “ROE Verde” o permisos de exportación para regular la salida de trigo y maíz. En todos los casos, con pobrísimos resultados, pues se redujo tanto la producción como las exportaciones.

“La producción agropecuaria es una parte indisoluble de nuestra identidad. El trigo, el maíz y la carne son considerados bienes culturales argentinos y están en el centro de nuestras obligaciones cuidar el interés general y la seguridad alimentaria de los argentinos. Por eso nuestro deber sobre estos parámetros es administrar con inteligencia los saldos exportables de la Nación”, dijo Domínguez, que leyó cada una de las palabras que pronunció. Claramente, se trató de un discurso meditado.

Suerte que no fueron al acto en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada los principales dirigentes de la Mesa de Enlace, porque se hubieran indigestado. Las palabras del ministro del área les hubieran confirmado lo que temen: una escalada en los controles a la exportación de carne, trigo y maíz

El concepto de “bienes culturales de los argentinos” es novedoso, pero la práctica en los hechos es una vieja conocida del kirchnerismo más rancio: en un marco de discrecionalidad evidente y repleto de sospechas de corrupción, los ROE (Registro de Operaciones de Exportación) fueron el arma preferida de las primeras gestiones kirchneristas para controlar los “saldos exportables” de cada producto.

 

El ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, amparándose en ese instrumento, solía frenar las exportaciones para sobresaturar la oferta de productos agroindustrailes en el mercado interno y de ese modo forzar una baja de los precios con el propósito, según afirmaba, de defender la llamada “mesa de los argentinos”.

 

Pero el costo de estas intervenciones fue casi demencial. En materia de carnes se provocó la desaparición de casi 10 millones de vacunos y entre 2010 y 2016 la Argentina tuvo sus peores registro históricos de exportación. En materia de trigo, por otro lado, en 2013 el país tuvo la peor cosecha de su historia, y casi tiene que importar el cereal para abastecer a sus propios molinos.

 

Domínguez conoce a fondo esta historia, pues fue ministro de Cristina Kirchner entre 2009 y 2011. Ni bien asumió el gobierno de Cambiemos, en diciembre de 2015, se dieron de baja los ROE y se permitió la exportación de estos tres bienes sin restricciones. Los registros históricos dan cuenta del impacto de esta decisión: sin controles oficiales, se incrementaron las producciones de trigo, carne y maíz y la Argentina pudo recuperar exportaciones y divisas, batiendo incluso algunos récords en poco tiempo.

 

En el gobierno de Alberto, a partir de 2020, el presidente primero prometió enfáticamente que “no se repetirán los errores del pasado”. Pero muy pronto su gestión dio muestras de que no se tomaba muy al pie de la letra esa frase y comenzó con un manoseo primero sobre las cadenas de trigo y maíz, donde en los hechos se forzó una suerte de “autorregulación” de las exportaciones por parte de los privados; y luego con la intervención directa, limitando los embarques de carne vacuna a partir de mayo pasado.

 

El tema es especialmente sensible además porque en diciembre vence la “Ley de Emergencia” que permitió al gobierno elevar hasta un tope las retenciones a la exportación de soja, cereales y otros productos del agro. Actualmente el trigo y el maíz tributan un 12%, mientras que la carne vacuna lo hace con 9% de su valor FOB. Todas esas alícuotas entran en una etapa de revisión.

 

En el marco de la presentación de un proyecto de ley consensuado con toda la cadena agroindustrial, Domínguez ahora anticipó que durante su gestión se pondrán en marcha mecanismos de regulación y control de los saldos exportables en esas tres cadenas productivas. Lo dijo sin pelos en la lengua. Y hasta afirmó que los nuevos mecanismos contarán con el respaldo de referentes del INTA y de las universidades públicas.

 

Todo eso es historia conocida. Ya se conoce lo que sucederá. Dicen que la historia se repite dos veces, primero como tragedia y luego como comedia. Pero en el acto de Cristina, Alberto y Julián, nadie se reía.

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